Abrazar mi vulnerabilidad

Abrazar mi vulnerabilidad

¡Muéstrate tal y como eres! Esa frase la he oído millones de veces, es más la he dicho muchas más veces, pareciera ser la regla en que todos nos vemos, pero en mi caso no ha sido de esa manera, porque «mostrarme como soy honestamente» implica ser vulnerable y dejar ver esa versión de mi misma que de muchas maneras me ha apenado durante años y que no he sido capaz en muchas ocasiones de afrontar y que la he escondido por protección.

Sin embargo en los últimas semanas he decido explorar el significado de mi propia vulnerabilidad, el peso que tiene y cuanta energía toma de mi el tratar de no mostrarme vulnerable. Está denso el tema, pero es que aceptar y experimentar vulnerabilidad es algo tan humano, real e intensamente peligroso, que entiendo porque yo y muchas personas tratamos de mostrar solo nuestra versión empoderada y brillante de nuestras vidas. No es solo por gusto o por vernos bien, es por protección, es  por miedo a ser criticados, es por evitar la vergüenza, es porque la vulnerabilidad abre la puerta a la burla, a que la gente opine, a que te vean y a que te destruyan (te suena familiar).

He estado leyendo algunos libros en especial a la autora Brené Brown, que me ha ayudado a entender la vulnerabilidad desde la otra cara de la moneda, entender mejor mi necesidad de soltar, de viajar más ligero, de crecer como ser humano, de perdonarme, de aceptar y de rendirme al control y a las expectativas.

La vulnerabilidad abre la puerta a experimentar el miedo, miedo a un millón de cosas, a no ser suficiente, a no cumplir con estándares, a no ser lo esperado, etc. y el miedo nos lleva a replegarnos, a ocultarnos, a rechazar esas emociones de vergüenza, pena, miedo, etc. y por lo tanto negar que existen esas emociones es una manera fácil de salir del paso en el momento. «Si me niego, no siento; por lo tanto no tengo que navegar con mis miedos», lo cual no es cierto, porque esas emociones siguen ahí y van a salir de una u otra forma. En mi caso fue un trastorno alimenticio, ansiedad y conductas destructivas.

La vergüenza es una emoción que todos experimentamos y por supuesto no es para nada cómoda a nivel físico algunos sudamos, lloramos, nos sonrojamos, etc.,  y menos a un nivel emocional y social porque nos lleva a cuestionarnos nuestro propio valor y desconectarnos en muchas ocasiones de nosotros mismos y de lo demás. La vergüenza es, desde mi punto de vista una de las emociones mas desagradables que podemos sentir y supongo que es por eso que evitamos sentirla a toda costa, resguardando nuestra vulnerabilidad con armadura para que evitemos que algo, alguien o nosotros mismo la volvamos a experimentar.

Reconocer mi vulnerabilidad y conocer lo que puede desencadenar la vergüenza en mi, es realmente importante en mi proceso de crecimiento interno,  porque de eso dependerá mi resiliencia y mi capacidad de dar una crítica constructiva a mis propios errores. Y a la vez cultivar valores como coraje, compasión, perdón, amor, conexión etc., porque son estos valores, los que me dan valor para aceptar que soy imperfecta en gran medida, que hago cosas mal, que no soy tan bonita como las revistas dicen que tengo que ser, que no soy tan inteligente como otros esperan que sean, que no estoy ni cerca de ser la mejor mamá y por supuesto muy lejana a ser la mejor esposa, que mi vida ha sido un caos, que he dejado ir millones de buenas oportunidades, que dejé todo para venirme a un nuevo país y que mi recuperación es una montaña rusa, que he lastimado a muchos, que  he traicionado, que he hecho cosas terribles y si, aún con todo eso sigo siendo una MUJER CON MUCHO VALOR. Porque mi valor entonces no radica en mis acciones solamente, si no radica en el significado que le doy a esas acciones;  en donde mis creencias y mi fe están.

Y después de practicar una y otra vez el compartir mi vulnerabilidad, he comenzado a aceptar y abrazar mis imperfecciones y por alguna razón como resultado inmediato al abrir esa puerta, también he comenzando a abrazar genuinamente las imperfecciones de los demás, es decir mi empatía también creció, la compasión por mi también abrió un canal de amor y conexión mas fuerte  por mi familia, amigos y  conocidos.

Tal vez esto de mostrarte vulnerable te «suena muy romántico»». Y la verdad, te entiendo porque yo estuve ahí, donde tan solo hablar de un crecimiento interno o libros de superación personal lo veía como debilidad. Pero los años se han encargado, de mostrarme que en realidad no hubiera sido tan malo comenzar antes mi crecimiento interno y tal vez me hubiera ayudado a buscar una manera más amable de relacionarme conmigo misma, en fin no pasó antes y pasó ahora y estoy agradecida por estar aquí en este momento.

Por último solo quiere animarte a buscar maneras de relacionarte más saludables que se acomoden a ti, decirte que no hay verdades absolutas y que está en cada uno de nosotros buscar por nuestro bienestar, y porque no,  te invito a preguntarte ¿Qué tan vulnerable eres?, ¿Qué tanto te cuesta esa vulnerabilidad? y ¿Qué tanto estas dispuesta a mostrarte vulnerable y experimentar de cierta manera la vergüenza o culpa que se genera a partir de? Y a reflexionar sobre tus respuestas.

Te dejo un abrazo enorme, no sin antes decirte que al escribir este blog,  estoy  experimentado vergüenza y miedo, pero sé que serás capaz de leerme con mucha compasión y amor porque en este tema de la vulnerabilidad todos somos iguales.

Karla Manzanilla.