Hola, el verano esta en puerta y probablemente muchos de ustedes se sienten un poquito desanimados porque no obtuvieron el llamado «cuerpo de verano», muchos otros estarán emocionados por mostrar al mundo que si alcanzaron ese cuerpo y cualquiera de estas dos posturas es muy válida, porque vivimos en una sociedad donde la imagen corporal pesa mucho. Incluso y aunque a muchos no les guste aceptarlo, pesa en muchas ocasiones más que el interior de una persona.
Y si no me crees, te dejo este dato: en el año 2023 la industria de la dieta dio unas ganancias a nivel mundial de $159.6 billones de dólares y se espera que este año crezca en un 6.7 %, la industria de la belleza $250 billones de dólares, la industria de crecimiento personal genera al año $43.77 billones, las cifras no mienten y hablan de dónde está nuestra atención como sociedad.
Y más allá de datos gruesos, vayamos al día a día, en casa, en la oficina, en la escuela, en el transporte público, en los medios masivos de comunicación, en fin, no hay un lugar en el que te puedas esconder del ojo de la percepción de la belleza e imagen corporal.
Empecemos por entender ¿qué son las creencias?. Las creencias son ideas que consideramos verdaderas de acuerdo a nuestra experiencia humana, cultural, familiar y psíquica. No importa si caen en el terreno de lo comprobable o no, porque nosotros creemos en esas ideas como ciertas.
Imagínate, desde que naciste, tu mente se ha ido llenando de ideas, algunas has comprobado su veracidad y otras no. Por ejemplo, de niño creíste en Santa Claus, los Reyes Magos, el ratón Pérez, por mucho tiempo no te cuestionaste su existencia, fue hasta que el propio entorno comenzó a mandarte señales que probablemente no era cierta esa creencia y comenzaste a dudar y decidiste tomar acciones para comprobar su veracidad o no.
Estos millones de ideas a lo largo de nuestras vidas se van interconectando y van haciendo sistemas de creencias, impactando por su puesto en quienes somos, y cómo nos desenvolvemos en todos los ámbitos.
Las creencias son necesarias para nuestra subsistencia, sin esas creencias fundamentales, el ser humano no sería lo que es hoy; a lo largo del tiempo nuevas creencias se agregan o desechan según nuestras necesidades y entorno se modifiquen y muchas otras no serán cuestionables por su implicación directa de nuestra identidad.
Cuando entendemos la importancia de las creencias y cómo se generan, también entendemos que no son verdades absolutas, que se vuelven verdaderas en la medida que yo creo que lo son. Por lo tanto, desafiar y transformar esas creencias es posible.
Hablando específicamente de la imagen corporal y la belleza, son creencias, es decir; no es verdad que solo un tipo de cuerpo es saludable, es bello, es deseable, es femenino o masculino; son creencias de la sociedad en la que vivimos y con la que hemos crecido.
Con todo lo que he estudiado, leído, acompañado y mi experiencia personal, encuentro que una de las partes más difíciles de la recuperación, ya sea de un TCA o de una relación deteriorada, violenta y carcomida con nuestros cuerpos y la comida, es retar esas creencias que han sido parte de nosotros durante tantos años. Es como si estuvieran tatuadas hasta los huesos.
Te pongo un ejemplo, ¿qué pasa si te digo que comer azúcar no es adictivo? , seguramente me dirás todas las razones por las que si crees que es adictiva, me nombrarás estudios, me dirás las enfermedades que nos han dicho que provoca, me darás ejemplos de tu vida diaria que demuestran que no puedes parar de comer dulce una vez que empiezas.
Y yo, para sostener mi creencia, te sacaré estudios que demuestran lo contrario, te diré que el azúcar puede crear complicaciones, pero también algunos componentes químicos que se encuentran en los fertilizantes de tu ensalada, te daré varias razones por las que creo que no es una adición.
¿Cuál es la verdad? En realidad, no hay verdades absolutas; tú decides creer cual es tu verdad. Una vez que escogiste en qué creer, tomas acciones y vives esa creencia. Sin embargo, muchas de nuestras creencias son heredadas, no pasaron por la consciencia y las hicimos parte de nosotros de manera inconsciente. No sabemos de dónde viene la creencia de que el color rosa es para niña y el azul para niño, solo lo sabemos o creemos, y muchas más concepciones de nuestro entorno, que no sabemos ni por qué las creemos.
Y justo aquí, entra el tema del cuerpo. ¿Por qué crees que un cuerpo delgado es mejor que un cuerpo grande? ¿De dónde viene la creencia de que un cuerpo es estético si cumple con el estereotipo de belleza? ¿Cuándo te enteraste de que parte de tu valor era determinado por cómo te veías? Son preguntas que no nos cuestionamos constantemente, las damos por sentadas.
Hoy te invito a que corras por tu libreta y pluma y hagamos este ejercicio juntos. Empecemos a retar a esas ideas que NO te dejan avanzar, hacia la conexión contigo misma, que te tienen atada a las decisiones del caos global y que no las escoges realmente.
Seguramente te preguntarás como varias de mis acompañadas lo hacen, ¿Cómo le hago para dejar de creer? Especificaste ¿Cómo le hago para aceptar que mi cuerpo es correcto tal y como es? ¿Cómo dejo de tener miedo a engordar o permanecer en un cuerpo grande?
Primero quiero recalcar, que vivir en un cuerpo grande en este mundo gordofóbico implica muchos más retos en comparación a una persona que vive en un cuerpo delgado. No quiere decir que sanar la relación con su imagen corporal sea más fácil o difícil, quiero decir que en la vida diaria se enfrentarán a muchas más experiencias que tristemente los/las maltratan, humillan, cancelan e ignoraran.
También me gustaría decirte que si bien estas creencias viven en ti, ¿Qué tanto son tuyas?, generalmente no son constructos propios, si no sociales, por lo tanto no es tu culpa pensar en la jerarquía de los cuerpos. Sin embargo es tu responsabilidad y decisión abrir tu mente a nuevos paradigmas más armónicos primeramente para ti y esto se traducirá también en lo comunitario: porque si tú te sientes bien, te aceptas y decides por ti, estoy segura que estarás abierta a que otros lo hagan de la misma manera.
Ahora si toma tu papel y hoja y comencemos a realizar este desafió y transformación de tus creencias sobre la imagen corporal
Paso 1: Observa y comprende.
Observar y comprender ¿de donde provienen y cuales son esas creencias hacia tu cuerpo?
Te puede ayudar hacer una lista de al menos 10 creencias que tengas hacia tu cuerpo de ahora. Se lo más honesta/o contigo que puedas, recuerda que no te puedes engañar. Ya que esta la lista obsérvala y pregúntate, ¿Esto que pienso de mi cuerpo es verdadero para todos los cuerpos o solo mío? ¿Esa creencia me define como persona?
Te invito a que dibujes esta tabla en tu libreta, o la descargues en esta misma sección. De igual manera la rueda de las emociones
Creencias sobre mi cuerpo | Pregunta | Respuesta | Emociones |
Me veo horrible porque estoy gorda | Todos los cuerpos gordos se ven horribles | Si todos se ven horribles | Miedo al rechazo Tristeza porque quiero ser bonita Ansiedad porque no se que hacer para cambiarlo |
Paso 2: Entender qué emociones hay debajo de esa creencia.
Este paso es fundamental, es cuando viajaras por debajo de la superficie. Utiliza la rueda de las emociones en esta misma sección.
¿Qué me hace sentir que me vea horrible? Y expláyate, dale con todas esas emociones, al final, que tienes que perder. Y revisemos qué hay detrás de esa creencia y la razón de por qué es tan fuerte esa creencia en ti.
Al dejar salir esas emociones, podrás notar que muchas veces ya ni siquiera es el cuerpo realmente. Lo horrible termina siendo las emociones que tienes por las creencias que acumulaste sobre los cuerpos. Aunque escribirlo es fácil, notar que no es tu cuerpo como siempre creíste, hace el proceso duro y desafiante; muchas personas prefieren en este punto detenerse. No me dejarás mentir; abrir la caja de las emociones es abrir la caja de Pandora en donde se guardan muchas experiencias, y en ocasiones es más sencillo restringirse, comer, vomitar, odiarse, insultarse que dar un salto a esas cosas que nos duelen.
Paso 3: Reconoce.
Reconocer entonces que esas creencias podrían no ser NO tan ciertas del todo. Reconocer a lo mejor que ese cuerpo no es tan horrible como yo pensaba, que es horrible cómo he sido tratada al exterior por tener ese cuerpo pero que mi cuerpo no es el problema. O al contrario, esa imagen que me disgusta tanto al espejo, pudiera ser un referente de la poca compasión que tengo hacia mí misma, del perfeccionismo, de la comparación constante y de lo vulnerable que me siento al no verme como quiero.
Paso 4: Recolecta.
Recolecta evidencia que te ayude a retar tus creencias, busca pódcast, artículos, blogs, videos, redes sociales, información que te impulse a cuestionar tus antiguas ideas, que te ayude a abrir nuevos caminos y sobre todo que te saquen del lugar donde te encuentras.
Recuerda que siempre habrá información a favor y en contra de tus creencias; te toca a ti decidir el camino que quieres creer. Y sobre todo, ver cuál de estos recursos alinea más esa versión de ti que estás buscando. Y no tiene de malo si al final decides que quieres bajar de peso o cambiar tu cuerpo, o continuar con tu TCA, es tu decisión, pero no olvides regresar al paso anterior y reconocer que en realidad tu cuerpo no es el problema, porque no lo digo solo, yo lo dicen muchas personas e incluso te aseguro que tú misma, cuántas veces has llegado a ese peso o cuerpo buscado y aun así la felicidad es momentánea y el miedo es aplastante, ¿por qué qué tal si mañana ya no puedo seguir la dieta, o subo de peso, o pierdo el cuerpo que tengo?
Paso 5: Reenmarca.
Ahora que ya tienes evidencia y algunas emociones entendidas. Es momento de reencarnar esos pensamientos, es decir, es momento de ponerle sabor al caldo; poniéndole amor, compasión, paciencia y confianza.
Practica, con frases simples como:
«La voz del TCA me dice que mi cuerpo es horrible, mi voz me dice que tengo miedo de que me rechacen”
“La sociedad dice que debería bajar de peso, yo digo que prefiero comenzar a aceptarme antes de restringirme nuevamente”
“Mis creencias del pasado dicen que me voy a morir por gorda, mi voz me dice que no hay evidencia de que una persona se muera por gorda, porque flacos y gordos se mueren por igual”
Y si estás lista para un nivel más alto, puedes literalmente decir:
“No, gracias mente por traer ese pensamiento, pero no me sirve”
“Noto que me estás hablando, pero decido no escucharte”
“Ya no me funciona esa creencia”
“He decidido creer diferente”
Y aunque parece un paso fácil, te puedo asegurar que es de los más difíciles, ya que se trata de darle voz a lo aprendido y comprobado en tu recuperación, se trata de dar un salto hacia otro lugar y dejar atrás viejas creencias, y eso puede crear muchas emociones alrededor. Cuando mis acompañadas llegan a este punto y comienzan a hablar, se siente extraña, siente incluso que se traicionan o traicionan a alguien al pensar diferente, en realidad es un proceso duro pero no imposible. Siempre me gusta decir: al final vivir con las creencias que tienes ahora, ya es doloroso y difícil, que de malo puede pasar con probar aceptarnos.
Tómate tu tiempo y todos los días escoge dar, aunque sea un micropaso hacia la recuperación.
Paso 6: Escribe tu historia.
Así como antes tu historia estaba escrita, por las creencias que en su mayoría fueron aprendidas, ahora te toca a ti escoger en qué quieres creer, te toca elegir por ti, darle verdad a tu verdad y hacer que sea la guía de tu vida. Habrá creencias que sean la espina dorsal de tu vida, habrá otras que sirvan por un momento hasta que encuentres que ya no puedes creer en eso y la dejarás atrás.
Tú mereces una historia llena de posibilidades, más allá del cuerpo, de la comida, de las obsesiones, de los números, de la báscula, de la ropa, de la enfermedad, de las circunstancias. Y sanar tu relación con el cuerpo y la comida es justo eso; una decisión propia y diaria. Siempre podemos volver atrás y elegir nuestras creencias pasadas, ¿o no?
Yo en particular me quedo con la libertad que hoy tengo, no quiero adherir a mi vida a creencias que no me funcionan, que me roban vida, tiempo, energía; lo hago por mí y por los míos, y aunque mi mente en ocasiones sigue mandándome viejas creencias, esta vez yo decido si las tomo o las dejo.
Tú puedes hacer lo mismo, sé libre de todo lo que hasta hoy te atrapa.
Karla Manzanilla
Elssa Gorria
Hola Elsa, ¿que te pareció el artículo?