Obsesión por la delgadez y los mitos alrededor de los cuerpos: una reflexión necesaria

Obsesión por la delgadez y los mitos alrededor de los cuerpos: una reflexión necesaria

En nuestra serie «Qué hay detrás de los Trastornos de la Conducta Alimentaria», abordamos un tema crucial: la obsesión cultural por la delgadez y cómo los mitos que la sostienen impactan nuestras decisiones y comportamientos. Este artículo busca desentrañar esas creencias, entender su origen y explorar cómo podemos desaprenderlas para construir una relación más sana con nuestros cuerpos y la alimentación.

Las frases que alimentan el mito de la delgadez

“Quiero bajar de peso por salud”, “No puedo aceptar mi cuerpo”, “Mi cuerpo ya no reacciona a las dietas”. Estas son algunas de las frases que frecuentemente escuchamos en nuestra sociedad, y no solo de quienes enfrentan Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), sino de personas consideradas «sanas». Este lenguaje evidencia un problema profundo: nos han enseñado, generación tras generación, que ser delgado es sinónimo de éxito, belleza y bienestar.

Pero, ¿qué hay detrás de estas creencias? ¿Por qué ser delgado sigue siendo el ideal predominante? Para responder, es necesario explorar cómo la cultura occidental ha perpetuado estos mitos a lo largo del tiempo.

El origen histórico de los prejuicios sobre el cuerpo

El rechazo hacia los cuerpos grandes no es una idea moderna. Como lo explica Sabrina Strings en su libro «Fearing the Black Body», estas creencias tienen raíces profundas en el racismo. En el siglo XVIII, los cuerpos grandes eran vistos como símbolo de opulencia y avaricia entre la aristocracia europea. Más tarde, con la llegada de esclavos africanos, sus cuerpos fueron catalogados como «diferentes» y «pecaminosos», reforzando una narrativa discriminatoria que conectaba los cuerpos delgados con la virtud y los cuerpos grandes con la inmoralidad.

Un caso emblemático es el de «Sarah Baartman», una mujer africana que fue exhibida en Europa como una curiosidad por su físico. Su historia revela cómo los cuerpos considerados «diferentes» han sido objeto de escrutinio y rechazo durante siglos. Aunque hoy en día no vivimos situaciones tan extremas, los prejuicios hacia los cuerpos grandes persisten, especialmente en redes sociales, donde estos cuerpos son atacados y juzgados constantemente.

El impacto de la obsesión por la delgadez

La idealización de la delgadez afecta profundamente nuestra relación con nuestro cuerpo y la comida. Desde edades tempranas, muchas personas desarrollan una imagen corporal negativa que puede derivar en conductas extremas como dietas restrictivas, cirugías estéticas y ejercicios compulsivos. Estudios han demostrado que niñas desde los 9 años ya expresan el deseo de ser más delgadas, lo que genera un caldo de cultivo para trastornos alimentarios.

Además, la obsesión cultural con la delgadez se mezcla con presiones familiares y sociales. Comentarios aparentemente inofensivos, como «te ves mejor más delgado», pueden alimentar la inseguridad y los sentimientos de fracaso, perpetuando un ciclo destructivo. Incluso las personas «sanas» contribuyen, sin darse cuenta, a este problema con mensajes que refuerzan la moralización de la comida y el ejercicio.

Romantización de la aceptación corporal: un mito más

Un argumento común contra el movimiento de aceptación corporal es que «romantiza la gordura». Pero esto no podría estar más alejado de la realidad. La aceptación no se trata de glorificar ningún tipo de cuerpo, sino de abrir los ojos a la diversidad corporal y fomentar el respeto. 

El cuerpo no necesita ser aplaudido, necesita ser normalizado. Si dejamos de juzgar a las personas por su apariencia y valoramos sus cualidades y valores, disminuiríamos significativamente la culpa, la vergüenza y la discriminación, generando un impacto positivo en la salud mental y física de la sociedad.

¿Cómo salir de esta obsesión?

Superar la obsesión por la delgadez comienza con la reprogramación de nuestras creencias. Aunque no podemos cambiar de inmediato las normas culturales, sí podemos transformar nuestro entorno cercano. Esto implica:

1. Cuestionar nuestras creencias: Pregúntate por qué valoras ciertos tipos de cuerpo y si esos pensamientos realmente reflejan tus propios valores o son ideas impuestas.

2. Practicar la autocompasión: Aprende a ver tu cuerpo con neutralidad y amabilidad. No necesitas amar cada parte de ti para respetarte.

3. Rechazar el lenguaje de la dieta: Evita caer en narrativas de control y restricción. En su lugar, busca un enfoque que fomente la conexión con tu cuerpo, respetando sus señales de hambre y saciedad.

4. Crear comunidades de apoyo: Rodéate de personas que respeten la diversidad corporal y promuevan una visión más inclusiva de la salud.

El llamado final: construir un futuro más inclusivo

La obsesión cultural por la delgadez no desaparecerá de la noche a la mañana. Sin embargo, cada pequeña acción cuenta. Al retar nuestras creencias, cambiar nuestro lenguaje y educar a las próximas generaciones, podemos avanzar hacia un mundo donde todos los cuerpos sean valorados por lo que son: únicos, válidos y dignos de respeto.

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Por cierto si te interesó el artículo y quieres adentrarte más te invito a que veas el episodio completo en YouTube.

Karla Manzanilla

Editor de estilo: Sergio Manzanilla

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