Definitivamente vivimos en una sociedad donde la delgadez es perseguida e idealizada por toda la sociedad; estadísticas a lo largo y ancho del globo terráqueo, muestran cómo cada vez, niñas y niños en edades más pequeñas comienzan esta carrera incansable por cambiar sus cuerpos. Un estudio de una universidad americana reveló que el 80% de niñas de 10 años, quieren cambiar sus cuerpos y creen que la forma para lograrlo es a través de una dieta restrictiva. Otra estadística proveniente de la fundación americana de TCA, dice que en 1970 el promedio de edad en que las niñas empezaban una dieta era alrededor de los 14 años, para 1990 la edad bajó a 8 años y no existen estudios más recientes, sin embargo, la cosas no han mejorado, sabemos que niñas de 4 años no quieren tener un cuerpo gordo porque lo relacionan con algo negativo. Es impactante como en 20 años la estadística dio un cambio dramático y eso afecta a toda la sociedad y más aún en las nuevas generaciones.
Muchas de las personas que me siguen, que me leen y que me oyen, fueron niños en 1990, crecimos con la firme idea de que ser gordo era lo peor, que te podía pasar en la vida y que, cualquier conducta que te llevara a evitar tener un cuerpo grande, valía la pena realizarla, incluso cuando eso implicara trastornos de las conductas alimentarias y conductas de riesgo y muerte.
Hoy ya no somos niños, si no adultos educando a niños con patrones en ocasiones muy desordenados en cuanto a la alimentación, la relación con nuestros cuerpos y la comida. Estamos perpetuando lo que nos causó la desconexión de nuestra mente con nuestros cuerpos sin darnos cuenta.
Las estadísticas actuales nos muestran que los casos de TCA diagnosticados, van en aumento y en comparación con la década pasada el aumento ha sido de un 15% y esto sin contar que no todos los casos de TCA son diagnosticados, seguramente las cifras se triplicarían. Y más allá de las cifras que ya son por sí solas, escalofriantes, tenemos la vida real, en donde la industria de la dieta, la belleza y la salud, siguen persiguiendo a toda costa la delgadez, la modificación de los cuerpos y estándares de belleza muy lejanos a la diversidad corporal.
Esta breve introducción es importante, ya que no podemos hablar de body acceptance o aceptación corporal, cuando no entendemos la razón por la que la carecemos en primera instancia. ¿Y por qué asumo que la carecemos?, porque tanto los datos, la comunicación, la cultura, etc. nos lo gritan todos los días. Tu cuerpo no es suficiente y tú eres el culpable que no lo sea; porque comes mucho, no te ejercitas suficiente, no te cuidas, no te quieres, estás deprimido y por eso tienes ese cuerpo, no eres saludable, te quieres morir, entre muchas otras frases, que lo único que llevan es la vergüenza y culpabilidad que la mayoría de la población sufrimos.
También, no puedo avanzar sin antes admitir que yo y todas las personas que nacimos con distintos privilegios genéticos y sociales como la delgadez, color de piel, capacidades completas o como un acceso a servicios de salud, de vivienda, de educación; nuestros retos son muy diferentes a esas personas que no los tienen, que de cierta manera no es que no suframos de una pobre imagen corporal, falta de confianza en nosotros y en nuestros cuerpos; sin embargo, no hemos sufrido el mismo tipo de marginación, discriminación, violencia estética, médica, social, laboral, verbal, psicológica, sexual, señalamiento y exclusión que los que carecen de ese privilegio.
Para mi, en ocasiones es difícil aún aceptar que vivo con varios privilegios, cuando yo misma sufrí de un TCA y muchas de las personas que me escuchan, que han vivido en un TCA saben a lo que me refiero, ¿Cómo puede ser eso un privilegio? En un principio no entendía cómo mi sufrimiento podía ser menor que el de la otra persona gorda, ¿Cómo? si yo me odiaba a mi misma, no encuentro el privilegio en esa situación. Hasta que fui leyendo, informándome, siguiendo cuentas que me brindaban información no pesocentrista y así como estudiando, es que abrí los ojos al otro dolor que jamás me había percatado, ese dolor que nadie nos habla, que por el contrario nos enseñan a odiar, a culpar y a señalar.
Porque, ¡si hay que hacer confesiones!, pues yo soy la primera que dirá que sin consciencia tenía gordofobia y no solo internalizada, yo diría muy exteriorizada. Y no me alegro de ello, pero tampoco ya me avergüenzo, sin embargo, acepto que fui parte del problema que hoy quiero ayudar a solucionar. Y aunque estoy trabajando en ello, creo que aún hay internalización profunda de algunas asunciones sobre el tamaño de los cuerpos y las personas, que de hecho es normal y esperado, recibimos mensajes gordofóbicos de todos lados, no podemos reclamar que vivimos fuera de esa fobia, pero lo que sí podemos hacer es no ser partícipes conscientemente de esas ideas que solo destruyen, limitan y empobrecen al ser humano.
Empecemos por entender que es imagen corporal, que es aceptación a y que es aceptación corporal:
Imagen corporal es: “la imagen que forma nuestra mente de nuestro propio cuerpo, es decir, el modo en que nuestro cuerpo se nos manifiesta”.
Fíjate como la definición no habla de la parte física del cuerpo, es decir la percepción de nuestro cuerpo puede no estar correlacionada directamente como nuestro cuerpo es realmente. Está más relacionada con el sistema de valores, las experiencias, los aprendizajes que tengamos sobre nuestro cuerpo.
La imagen corporal está formada por diferentes componentes: el componente perceptual (percepción del cuerpo en su totalidad o bien de alguna de sus partes), el componente cognitivo – afectivo (valoraciones respecto al cuerpo o una parte de éste) (sentimientos o actitudes respecto al cuerpo o a una parte de éste y sentimientos hacia el cuerpo) y el componente conductual (acciones o comportamientos que se dan a partir de la percepción).
Como te puedes dar cuenta, la imagen corporal no solo tiene que ver con tu peso, medidas perfectas y/o tamaño, sino más bien con lo que eso significa para ti, de acuerdo a tu cultura, historia, experiencias, pensamientos, valores, etc. y por supuesto está muy ligado a valor propio. ¿Pero, qué es el valor propio?, en el área de la psicología, se entiende como la evaluación individual que hace una persona hacia sí mismo y es partir de ella que se reconoce valioso, capaz de ser respetado, amado y considerado por los demás.
La razón por lo que el valor propio y la imagen corporal están de la mano, es porque tu imagen corporal va estar amarrada a tu valor propio y muchas ocasiones buscamos ser reconocidos, valorados y amados por nuestra imagen, eso es parte de la cultura; en resumen, buscamos sentirnos valiosos por nuestro exterior.
Ahora vamos con el concepto de aceptar, (según el diccionario de la lengua española (RAE)): “Es recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, se ofrece, se tiene o encarga”.
Te das cuentas, es recibir voluntariamente eso, en ningún lado dice que te guste, que ames, que te grade si quiera, más bien, me parece a mí como una decisión y de cierta manera, el aceptar tu cuerpo recae en una decisión y sería muy poco responsable de mi parte decir que, solo es aceptar tu cuerpo y la magia pasa, y al otro día te levantas de la cama y vuala, listo aceptas lo que tienes, sales con tu imagen corporal fuerte y restablecida.
De hecho, eso es lo que nos quieren vender, cuando hablamos de aceptación de nuestro cuerpo, es ponerte un bikini, tomarte fotos y postearlas en Instagram o hacer un video en tiktok, mostrando tu cuerpo con confianza y empoderamiento. Pero tristemente eso mal orientado, vuelve a caer en validación en el exterior, en poner tu valor propio en los likes que recibas, en mostrar a los demás quien eres. Y no quiero decir que tenga nada de malo hacerlo, lo que me parece riesgoso es creer que ese es el trabajo esperado y lo que se tiene que hacer para aceptar tu cuerpo, es ser valiente y mostrar lo que no te gusta.
El trabajo de aceptar tu cuerpo va más allá, no es un proceso corto y mucho menos si has vivido con un TCA o con una relación negativa con tu cuerpo; wow te puedo decir que será un trabajo de todos los días, quizá de toda la vida, e incluso que habrá días que te sientas como un insecto y otros que te sientas la reina del mundo y que las fotos de bikini son necesaria, si para tu interior y más grande versión de ti lo son, pero no lo son si buscan la aprobación de un grupo externo (cualquiera que sea).
La aceptación corporal no es pasiva sino más bien activa, es decir, para lograrla tendrás que actuar en pro de ella, buscándola, trabajando en ti, dejando que procesos internos sucedan y pasen, en muchas ocasiones será un proceso individual y en ocasiones será colectivo; para muchas personas resulta más fácil cuando buscan ayuda y/o apoyo. No olvides que no hay formas exactas, lo que te sirve a ti podrá ser funcional para otros, pero no para todos.
No olvides que la manera más acertada de saber como se ve la aceptación corporal, es preguntándote a ti mismo, porque solo tu sabes y conoces tu verdad y el porqué y cómo decides. Conecta con tus valores, con tus emociones y con tu más grande versión de ti mismo. ¡Eso nunca falla!
Karla Manzanilla
Ilustración por: Ximena Vásquez
Instagram: @womensmagick
Corrección y estilo: Sergio Manzanilla